absynth


Blog de la escritora uruguaya Teresa Amy. Sus libros. Sus traducciones de poesía. Otro cuaderno de las islas.

domingo

Cortejo mínimo

"al decir que vengo de las ilusiones/ digo que soy de los que vienen de las ilusiones/ postergadas silenciadas: ¿o cuáles si no?/ de pronto una mirada me recuerda, alta/ y me parte el corazón O si no/ el ejercicio de una niña que/ se parece a un pájaro piando, a/ la pájara pinta (sin soltarme la mano)/ me susurra el poema: (pez hablador/ coto de caza):/ que recuerde el encanto/ y el horror/ que me aventure a mirar en la maleza: / no vaya a convertirse en un escudo"
(poema Antigua cosmonauta, de la edición de Artefato, Montevideo, 2005)

Cuaderno de las islas

"Pero además, si la poesía está centrada en la mirada, si estos textos son ejercicios de visialización (tanto de los "lugares" como de las fases de la luna, como de espacios íntimos) es porque en ellos se mira con las palabras. Ése es otro nivel del libro, el más arriesgado, y que Teresa Amy entiende como consecuencia de situarse en una clave poética sin renunciar a la descripción: el lenguaje se usa para mirar, para seguir objetos, para seguir accidentes de la realidad, y no como vehículo neutro de la mirada; en vez de asistir al espectáculo de lo exterior, se interviene en él, se lo abre para sacar de ahí las historias que superficie revela. Y es en este punto, tal vez el más cercano a una ética de la composición del libro, que el lector se pregunta: ¿descripción de qué son los poemas?. Si hay una mirada a los datos, a los aspectos, a los volúmenes, a las decoraciones, a las circunstancias; si hay un apego a la superficie, esa actitud mimética es inversamente proporcional a la desrealización que el lenguaje poético imprime. De ahí lo de poner lugares entre comillas, porque la mirada misma agota la realidad de lo visible para pasar a otro estrato: ése de la sintaxis respiratoria que permiten los blancos y los cortes, y donde se juega más la técnica escritural de Amy. El tono es descriptivo pero las cosas dejan de verse una vez que esa máquina poética, de razonamiento interno al dato, se pone en funcionamiento. La poesía (y eso es algo que la autora ha entendido cabalmente) es un discurso que produce sentido a partir de las relaciones entre sonido y sintaxis, por un lado, y de ese conjunto con su objeto, inventado por él, por otro: en la medida en que ese objeto es tratado, a su vez, como un signo, y como la sintaxis en particular está basada en una lógica de elecciones, de analogías que se sostienen exclusivamente por el presente de lenguaje en el cual se dan, el sentido es una mirada que se renueva sin agotarse ni resovlerse nunca, en una ambigüedad (tal vez el mayor logro, nuevo además, de Amy) que brilla extrañamente en los textos". (Roberto Appratto en el prólogo a la edición de Ediciones del Mirador, Montevideo, 2003)

Retratos del merodeador

"Teresa Amy, Corazón de roble, traductora del checo Jan Skácel, visitante aguerrida de Granada y de Delfos y Estambul, trae una copa y una rosa y las para sobre la mesa.
Y parece ser una noche lila, bíblica, estrellada, cuando se produce la visión, la invocación, el recuerdo, toda la imagen, y una parte más.
Maneja aparentemente, la ceremonia, delante; sus joyas son de madera y se forman tacitas de porcelana por todos los rumbos, en número de tres, y algún griego pececito de oro.
Mas, tras de ella, está el Insomnio; hay que mirarlo ahí, las alas tiesas, abiertas. Echando tenue sal; esa sal nacarada y fúnebre.
Me ocurren estas palabras, y otras muchas, al leer Retratos del merodeador y otros poemas, de Teresa Amy" (Marosa Di Giorgio, prólogo a la edición de Vintén Editor, Montevideo, 1999).

"Corazón de roble:

"Este primer libro de Teresa Amy nos la muestra como una poetisa en plena posesión de un lenguaje propia, donde los resultados de su reflexión poética -con denodado afán de brevedad silogística-, se nos aparecen como cuadros llenos de color y luz dando lugar a que la palabra, más que decir sugiera con pincelada minuciosa, la originalidad de su visión. Si lo anterior vale para el poema Cuadro, en Ejercicio de lógica, por ejemplo, estamos ante un poema cuyo climax se nos hace patente mediante el absurdo. Un último verso obsesivo y de dolorosa claridad nos sitúa en la intensidad del sentimiento; la amante confiesa que el recuerdo del amado está en las cosas mismas, son las cosas mismas: un paisaje, una lejana ciudad, la lluvia, una imprecisable guerra. Y el recuerdo provoca dolor, que por haber sido provocado demuestra la verdad inconmovible de su pasión. Amor que provoca nuevo dolor, y dolor que renueva la pasión, que es lo que queríamos demostrar, en un ejercicio de distanciamiento que ubica la secuencia recuerdo-dolor-amor-absurdo como si acontecieran en la piel de otro y no en la del propio poeta." (Texto de la contratapa del libro. Vintén Editor, Montevideo, 1995).