Retratos del merodeador
"Teresa Amy, Corazón de roble, traductora del checo Jan Skácel, visitante aguerrida de Granada y de Delfos y Estambul, trae una copa y una rosa y las para sobre la mesa.
Y parece ser una noche lila, bíblica, estrellada, cuando se produce la visión, la invocación, el recuerdo, toda la imagen, y una parte más.
Maneja aparentemente, la ceremonia, delante; sus joyas son de madera y se forman tacitas de porcelana por todos los rumbos, en número de tres, y algún griego pececito de oro.
Mas, tras de ella, está el Insomnio; hay que mirarlo ahí, las alas tiesas, abiertas. Echando tenue sal; esa sal nacarada y fúnebre.
Me ocurren estas palabras, y otras muchas, al leer Retratos del merodeador y otros poemas, de Teresa Amy" (Marosa Di Giorgio, prólogo a la edición de Vintén Editor, Montevideo, 1999).
Y parece ser una noche lila, bíblica, estrellada, cuando se produce la visión, la invocación, el recuerdo, toda la imagen, y una parte más.
Maneja aparentemente, la ceremonia, delante; sus joyas son de madera y se forman tacitas de porcelana por todos los rumbos, en número de tres, y algún griego pececito de oro.
Mas, tras de ella, está el Insomnio; hay que mirarlo ahí, las alas tiesas, abiertas. Echando tenue sal; esa sal nacarada y fúnebre.
Me ocurren estas palabras, y otras muchas, al leer Retratos del merodeador y otros poemas, de Teresa Amy" (Marosa Di Giorgio, prólogo a la edición de Vintén Editor, Montevideo, 1999).
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